El medio ambiente está cada vez más en la mente de todos, y las empresas responden a ello de forma más que consciente. Pero, ¿cómo puede traducirse esta preocupación en acción, y cuáles son las cuestiones en juego?
Es innegable que las empresas han contribuido a acelerar el calentamiento global que hoy nos preocupa a todos. Sin embargo, los responsables políticos deben ser conscientes de los retos de la transición ecológica para definir una estrategia ganadora, tanto para la sociedad como para la propia empresa. Catherine Viale, experta en sistemas de gestión medioambiental y certificada ISO 14001, explica las ventajas de implantar una política medioambiental de empresa y lo que hay que tener en cuenta para que sea eficaz.
¿Por qué aplicar una política medioambiental como parte de un enfoque de RSE en 2022?
La RSE (Responsabilidad Social de las Empresas) se basa en tres pilares: medioambiental, social y económico. Para una empresa, a menudo es más fácil identificar las cuestiones relacionadas con los aspectos humanos (bienestar de su personal y de la comunidad) y económicos (equilibrio entre beneficios e inversiones). En cambio, es más difícil comprender las ventajas de invertir en el ámbito ecológico para garantizar un desarrollo sostenible.
4 grandes retos
El primer hito de la conciencia ecológica se alcanzó en 1987 con el Informe Brundtland, que dio una definición al concepto de medio ambiente. desarrollo sostenible y la convierte en una de nuestras preocupaciones más acuciantes. Incluye la necesidad de que las empresas revisen el uso de sus recursos (humanos, materiales, energéticos, etc.), abriendo los ojos a una amplia gama de cuestiones.
- Normativa específica: desde el informe Brundtland, numerosos textos legislativos y normas orientan a las empresas hacia un enfoque más sostenible. gobernanza razonada. Deben encontrar un equilibrio entre los objetivos virtuosos, los recursos de que disponen y los beneficios que pueden obtener (ley sobre la transición energética y el crecimiento ecológico, ley contra los residuos y de economía circular, etc.).
- Requisitos cada vez más exigentes de los clientes: los consumidores asumen las preocupaciones medioambientales, convirtiendo el compromiso ecológico de las empresas en un criterio de elección.
- Opinión pública: alimentada por catástrofes naturales, humanas o económicas cada vez más frecuentes, la opinión pública exige responsabilidad, lo que significa que las empresas deben dar a conocer sus acciones y políticas medioambientales. Formación : Comunicación de la RSE, mejorar la imagen de su empresa
- Consumo de recursos naturales: la actual escasez de materias primas está haciendo que muchas empresas se den cuenta de que es esencial abrirse a alternativas o introducir cambios fundamentales en su forma de operar para garantizar su supervivencia a largo plazo.
A menudo impulsadas por necesidades de rentabilidad y limitaciones de inversión, o simplemente por falta de interés, las empresas se consuelan con una visión "cortoplacista". Más que las limitaciones legales o reglamentarias, es la presión económica ejercida por la opinión pública y la demanda de los clientes la que puede empujarlas a cambiar sus hábitos. Y, por tanto, a adoptar un enfoque medioambiental favorable a su desarrollo, o incluso esencial para su supervivencia.
Cómo estructurar su política medioambiental
Para un enfoque ganador, la dirección debe ser la primera en comprometerse, con un enfoque claro de la correspondencia entre los retos medioambientales y los elementos de su ADN:
- misión - ¿qué hace mi empresa?
- valores: ¿qué son?
- visión - ¿cómo evolucionará la empresa?
A continuación, corresponde a la empresa fijar los objetivos y los recursos que utiliza para alcanzarlos. Por eso, una política medioambiental debe definirse y aplicarse como un proyecto a largo plazo que respalde la estrategia global de desarrollo de la empresa.
Aplicación pragmática
Para pasar de la reflexión a la acción, adoptamos una metodología de eficacia probada: la rueda de Deming o rueda PDCA (planificar, hacer, comprobar, actuar).
La empresa necesita trabajar por etapas (sprint) y validarlas antes de ir más allá.
- Hacer balance de la situación actual y deducir los objetivos de mejora En primer lugar, la empresa debe evaluar el impacto directo e indirecto de sus actividades, productos o servicios en su entorno (inmediato, regional o mundial) y determinar los límites de su influencia. Esto le permite evaluar los riesgos y oportunidades de un planteamiento específico en relación con sus resultados actuales y sus objetivos de desarrollo (¿por qué debe invertir?).
- Creación de un equipo de proyecto Equipo: se trata de identificar a las personas (responsables de la toma de decisiones y directivos) que garantizarán que se cumplan las etapas clave del proceso. El equipo debe ser interfuncional (RRHH, comunicación, producción, compras, etc.) y funcionar periódicamente en función de los avances (comité de dirección, revisión del plan de acción, etc.). También hay que identificar relevos en todos los departamentos para sensibilizar y apoyar a todos los empleados en el cambio de sus prácticas.
- Medir los resultados y controlar la eficacia del planteamiento Los indicadores pertinentes permiten a la empresa comprender su impacto en el medio ambiente y garantizar la eficacia de los medios empleados (reducción del consumo de recursos, aumento de la tasa de reciclado, etc.). Estos indicadores permiten a la empresa plantearse las preguntas adecuadas en el momento oportuno. Si no se cumplen los objetivos, ¿está la empresa en el buen camino? ¿Hay que reiniciar el proyecto desde cero o simplemente ajustarlo?
Formación : aplicar una política medioambiental de empresa
Una política medioambiental: ¿qué reconocimiento?
El reconocimiento tiene dos aspectos distintos: el reconocimiento de la calidad (certificaciones, etiquetas, etc.) y el reconocimiento público. Mientras que este último es un concurso de popularidad, el primero se mide y valora en dos niveles, gracias a las etiquetas verdes, ecológicas, ecorresponsables, etc. Estos dos niveles son..:
- reconocimiento de productos ;
- reconocimiento del enfoque global.
Etiquetas, certificaciones y normas
Comprender las diferencias entre etiquetas, certificaciones y normas es un requisito previo esencial para aplicar una política medioambiental y lograr el reconocimiento que requiere.
- Etiquetas Garantizan la calidad, seguridad, inocuidad y/o trazabilidad de un producto o servicio.
- Certificaciones : garantizan una buena organización o un enfoque global para reducir el impacto de una empresa en el medio ambiente.
Son válidos durante un periodo limitado y los expiden organismos independientes sobre la base de una serie de requisitos que deben cumplirse, establecidos en un sistema de referencia. Estos criterios se aplican al diseño, la producción y el uso del producto o servicio auditado.
La norma, en cambio, sólo se aplica en caso de certificación. Es el nombre que recibe la norma que certifica todos los esfuerzos realizados por la empresa para mejorar su rendimiento. Entre estas normas figuran la ISO 14001 para la gestión medioambiental y la ISO 5001 para la gestión energética.
¿Por qué promover su enfoque?
Si se cumplen estos criterios, el producto o servicio recibe una etiqueta. Este sistema permite a los usuarios y consumidores identificar de forma clara y rápida una garantía de calidad ecológica (por ejemplo, etiqueta ecológica europea, ecocert, etc.).
Además, dos tipos de reconocimiento son excelentes argumentos de ventas y marketing para los clientes (y los medios de comunicación), que cada vez exigen más productos y servicios ecorresponsables.
Además, las normas (sobre todo las ISO) son internacionales. Por tanto, pueden utilizarse a mayor escala.
Formación : ISO 14001, gestión medioambiental, fundación, certificación
Enfoque del curso de formación "Implantación de una política medioambiental empresarial
Formación Aplicar una política medioambiental de empresa se basa en tres principios fundamentales:
- deconstruir las ideas preconcebidas sobre la ecología para que los participantes puedan dar sentido a su planteamiento;
- proporcionar las claves metodológicas para estructurar un proyecto adaptado a su situación personal ;
- permiten definir las ventajas del reconocimiento de terceros según una norma pertinente.
El método pedagógico se basa sobre todo en situaciones prácticas y en el intercambio de experiencias entre los alumnos y el formador. La idea es que cada participante elabore un plan de acción que produzca resultados tangibles para la empresa en todos los frentes: económico, social y, por supuesto, medioambiental. Entre las herramientas puestas a prueba durante la formación figuran el balance material/energético, la cartografía de las partes interesadas y la hoja de acción.
Por último, el curso le ayudará a distinguir entre las numerosas alegaciones medioambientales que existen y a destacar las que son dignas de confianza. También presenta los procedimientos para obtener estas alegaciones, con el fin de ayudar a los estudiantes a tomar la decisión correcta para su situación particular.
Desarrollar una política medioambiental y adoptar un enfoque de RSE requiere que las empresas estén dispuestas e inviertan a largo plazo. Este tipo de proyecto requiere sensibilización y formación de los empleados, así como una comunicación externa e interna impecable.