Sufrida o elegida, la sobriedad energética está presente actualmente en todas las etapas de la toma de decisiones en la empresa. La explosión de los precios de la energía está volviendo a poner de moda el lema de hacer más con menos. No sorprende que la optimización lleve a la empresa hacia la rentabilidad. En un contexto marcado por la aceleración del cambio climático y una geopolítica global más que agitada, la sobriedad se adorna de virtudes. Sal de la camisa de fuerza, bienvenido a esta nueva etapa de optimización. Actualización con Bertrand Coupet, especialista en estrategias bajas en carbono.
Adoptar un enfoque de sobriedad energética presenta una ventaja estratégica para la empresa.
Ante el cambio climático, en primer lugar. De hecho, las órdenes judiciales de clientes y clientes están instando a las empresas a reducir sus emisiones de CO.2 y su consumo energético. Pero también está en juego la sostenibilidad de las empresas. Comprometerse con la sostenibilidad de su modelo económico significa darse la mejor oportunidad de sobrevivir a una reducción a la mitad de las emisiones de gases de efecto invernadero para 2030, como prevé el acuerdo de París.
Luego, porque las perspectivas de compras de energía a corto y medio plazo –petróleo y gas– no invitan al optimismo. Los propios principales actores anuncian reducciones globales de la disponibilidad de petróleo de 10 % para 2025. En cuanto al gas, el suministro en Europa se dirige hacia el gas natural licuado. ¡Un recurso muy codiciado!
Añadamos a esta ecuación la inflación, la escasez de materias primas y las perturbaciones en las cadenas de suministro... Tantos elementos que están barajando las cartas de la rentabilidad, la disponibilidad y el diseño de los productos.
Por tanto, estamos cambiando el paradigma: la sobriedad ya no aparece sólo como un esfuerzo, o incluso una regresión, sino como una oportunidad. Entonces, ¿cómo pueden las empresas integrarlo de forma sostenible en su estrategia?
Diferentes tipos de sobriedad: ¿cómo aplicarlos?
Eficiencia energética
La compañía mantiene el nivel de servicio prestado reduciendo sus necesidades energéticas.
Generalmente se prefiere esta solución porque no da lugar a cambios operativos. La reducción del consumo de energía se consigue cambiando los medios de producción que utilizan esta energía.
Ejemplos:
- Compre una máquina nueva y más eficiente
- Aislar edificios para ahorrar energía a largo plazo
- Cambiar el método de calentamiento
- Sustituir los vehículos con motor térmico por vehículos eléctricos
- Trasladarse a edificios que se adapten mejor a las necesidades
Optar por una mayor eficiencia energética requiere una fuerte capacidad inversora. Pero las empresas pueden beneficiarse de los subsidios estatales.
Sobriedad de consumo
La idea es hacer que los productos duren más, ya sea que los compre la empresa o los fabriquen y vendan a los clientes. Es decir, el objetivo es sustituirlos con menos frecuencia o comprarlos de segunda mano. De hecho, un dispositivo reacondicionado de alta tecnología representa 80 % de emisiones de CO2 menos en comparación con un dispositivo nuevo.
Esto implica también cuestionar la justa necesidad de optimizar el objeto para su uso.
Ejemplos:
- No todo el mundo necesita la última computadora ultrapotente
- Se puede realizar una rotación de equipos en la empresa para ajustarse a las necesidades del usuario
Sobriedad energética
La empresa reduce el servicio prestado.
La solución más eficaz para reducir el consumo, es también la más exigente de implementar. En realidad, requiere renuncias y cambios de comportamiento. Reducir el número de entregas, bajar la calefacción, reducir los viajes en avión en favor del tren…
En juego ? Grandes ganancias financieras y ecológicas para las organizaciones capaces de desafiar su forma habitual de trabajar. Porque bajar 1°C la calefacción supone reducir tu factura energética en 7 %. Y cada milla no conducida ahorra alrededor de 10 centavos en gasolina.
Además, el retorno de la inversión es inmediato porque no es necesaria ninguna inversión.
Sobriedad: concretamente, ¿por dónde empezar?
¡No hay mejora sin medida! A continuación se detallan las primeras acciones a realizar para ingresar al proceso.
Nota: cada acción dará como resultado un plan de transformación de la empresa a corto, medio y largo plazo.
Elaboración de una evaluación del carbono y de una estrategia asociada de baja emisión de carbono
La huella de carbono enumera las emisiones de gases de efecto invernadero de toda la cadena de valor de la empresa: desde la minería hasta la gestión de residuos. Gracias a este inventario, la empresa toma conciencia de sus “dependencias” que representan todas las debilidades de su modelo económico. También visualiza soluciones para adaptarse a los futuros desafíos globales.
La huella de carbono también permite crear nuevos indicadores para gestionar la sobriedad a largo plazo que también redundarán en la descarbonización de la empresa. Una subvención Diag Décarbon'Action de Bpifrance, el banco público de inversiones francés, cubrirá la mayor parte de los costes relacionados con este servicio.
Por ejemplo:
Tras su huella de carbono realizada con IMPACTO DE LAS ABEJAS, un cervecero se da cuenta de que el embalaje representa 50 % de la huella de carbono de su producto. Luego reorienta parte del embalaje de su producción. Cambia la botella de vidrio por la lata de aluminio. Desde el punto de vista energético y de carbono, varias ventajas. En primer lugar, fabricar aluminio requiere menos energía que el vidrio. Así, las latas son más ligeras y prácticas de envasar, optimizando así el transporte. Además, la lata es tan reciclable como la botella de vidrio de un solo uso. Por último, el coste de producción de las latas aumenta menos rápidamente que el del vidrio. ¡El cervecero gana en todos los aspectos!
Aplicar la microgestión de flujos
La empresa también puede implementar la microgestión de los flujos de materiales, energía, residuos y fluidos con el Diag Ecoflux subvencionado por Bpifrance. Gracias a un análisis preciso de los flujos, es posible llevar a cabo un plan de acción con un rápido retorno de la inversión (en pocos meses).
Por ejemplo:
La reducción de los residuos de procesamiento tiene múltiples efectos. Esto permite reducir o incluso eliminar:
- El coste del tratamiento de residuos.
- Energía utilizada innecesariamente para transformar productos que acabarán desechados
- Compras de materiales, también tiradas.
- La administración de todas estas acciones inútiles.
Por tanto, el beneficio económico supera con creces el ahorro relacionado con la reducción del coste del tratamiento de residuos.
Adoptar un enfoque ISO 50001 para la gestión de la energía
Este enfoque requiere un conocimiento previo del consumo energético de la empresa y una optimización de los procesos ya implantados. Su implementación interna puede facilitarse mediante la formación. Conocimiento de las mejores prácticas en sistemas de gestión de la energía.
Reflexionar sobre la razón de ser y el modelo de negocio de la empresa.
Este es un paso esencial para cualquiera que esté considerando el futuro de su negocio en un mundo con recursos y energía limitados.
Por ejemplo: en términos de estrategia comercial, se trataría de favorecer el desarrollo local y eliminar los movimientos humanos y materiales hacia clientes lejanos.
Aplicar la economía de la funcionalidad y el ecodiseño de los productos
La idea es optimizar el servicio prestado y el material necesario para diseñar los productos.
Transformar un producto vendido en un servicio de alquiler cambia el ángulo de ataque en determinados mercados. El valor añadido de la empresa pasa entonces de la venta de un producto a la venta de un servicio vinculado al producto. Como resultado, la cantidad de productos producidos podría disminuir. Las empresas que tomen este camino también deberán examinar más de cerca la sostenibilidad del producto.
Sensibilización de los trabajadores
Por último, es fundamental concienciar a los empleados sobre los problemas y la estrategia de la empresa para obtener el apoyo del mayor número posible de personas para las medidas de sobriedad. De hecho, bajar la calefacción, cambiar a coches eléctricos o fomentar el uso compartido del coche puede provocar insatisfacción. La educación y la emulación a través de juegos o competiciones fortalecerán el espíritu de equipo en torno a los objetivos de sobriedad de la empresa.
Emergencia climática, por un lado. Por otro lado, el fin de la ilusión de energía disponible en abundancia y a bajo coste. La sobriedad parece ser una palanca creíble para responder a los desafíos económicos y ambientales. En el aspecto empresarial, integrar la sobriedad de forma sostenible en su estrategia significa obtener una ventaja sustancial sobre la competencia. Optimización de costes, gestión de riesgos o incluso desarrollo de la imagen de marca: la sobriedad es una estrategia ganadora en muchos niveles. En cuanto al planeta, según el IPCC, podría incluso permitir reducir las emisiones globales de gases de efecto invernadero entre 40 y 70 % de aquí a 2050. ¿Suficiente para alcanzar la neutralidad de carbono?