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Eficiencia energética: una oportunidad para las empresas

Publicado el 23 de mayo de 2023
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Ya sea por elección o por necesidad, la sobriedad energética es ahora un factor en todas las fases de la toma de decisiones de las empresas. La explosión de los precios de la energía ha vuelto a poner de moda el lema de hacer más con menos. Como era de esperar, la optimización conduce a las empresas hacia la rentabilidad. En un momento en que el cambio climático se acelera y la geopolítica mundial se agita, la sobriedad se adorna con virtudes. Fuera la camisa de fuerza, dentro esta nueva fase de optimización. He aquí una actualización de Bertrand Coupet, especialista en estrategias bajas en carbono.

Eficiencia energética: un activo para el rendimiento empresarial.

Adoptar un enfoque de bajo consumo energético es una ventaja estratégica para las empresas.

En primer lugar, ante el cambio climático. Clientes y contratistas instan a las empresas a reducir sus emisiones de CO2 y el consumo de energía. Pero también es una cuestión de viabilidad a largo plazo de las empresas. Al comprometernos con un modelo de empresa sostenible, nos estamos dando la mejor oportunidad posible de sobrevivir a la reducción a la mitad de las emisiones de gases de efecto invernadero para 2030, tal y como establece el Acuerdo de París.

En segundo lugar, porque las perspectivas de compra de energía a corto y medio plazo -petróleo y gas- no invitan al optimismo. Los propios grandes actores anuncian reducciones mundiales de las disponibilidades de petróleo de 10 % de aquí a 2025. En cuanto al gas, el abastecimiento en Europa se orienta hacia el gas natural licuado. ¡Un recurso muy codiciado!

Añádase a esta ecuación la inflación, la escasez de materias primas y las interrupciones en las cadenas de suministro... y tendrá toda una serie de factores que barajan de nuevo las cartas en términos de rentabilidad, disponibilidad y diseño de productos.

Así que estamos cambiando el paradigma: la sobriedad ya no se ve simplemente como un esfuerzo, o incluso como un paso atrás, sino como una oportunidad. Entonces, ¿cómo pueden las empresas incorporarla a su estrategia de forma sostenible?

Diferentes tipos de sobriedad: ¿cómo aplicarlos?

Eficiencia energética

La empresa mantiene el nivel de servicio que presta reduciendo sus necesidades energéticas.

En general, es la solución preferida porque no implica cambios en el funcionamiento. El consumo de energía se reduce cambiando los medios de producción que la utilizan.

Optar por una mayor eficiencia energética requiere un alto nivel de inversión. Pero las empresas pueden beneficiarse de subvenciones estatales.

Consumo sobrio

La idea es que los productos duren más, tanto si los compra la empresa como si los fabrica y vende a los clientes. En otras palabras, el objetivo es sustituirlos con menos frecuencia o comprarlos de segunda mano. De hecho, un equipos reacondicionados de alta tecnología representa 80 % de CO2 menos que por un electrodoméstico nuevo.

Esto también implica plantearse la necesidad de optimizar el objeto para el uso al que está destinado. 

Sobriedad energética

La empresa está reduciendo el servicio que presta.

La solución más eficaz para reducir el consumo es también la más difícil de aplicar. Requiere una serie de sacrificios y cambios de comportamiento. Reducir el número de entregas, bajar la calefacción, reducir los viajes en avión en favor del tren...

¿Qué está en juego? Grandes beneficios económicos y ecológicos para las organizaciones que sean capaces de replantearse su forma habitual de trabajar. Al fin y al cabo, bajar la calefacción 1 °C significa reducir la factura energética en 7 %. Y por cada kilómetro que no se recorre se ahorran unos 10 céntimos de gasolina.  

Además, el retorno de la inversión es inmediato porque no requiere desembolso de capital.

Sobriedad: ¿por dónde empezar?

No hay mejora sin medición. He aquí los primeros pasos que debe dar para empezar.

Atención: cada acción dará lugar a un plan de transformación de la empresa a corto, medio y largo plazo.

Elaborar una evaluación del carbono y una estrategia asociada de bajas emisiones de carbono.

La huella de carbono enumera las emisiones de gases de efecto invernadero de toda la cadena de valor de una empresa, desde la minería hasta la gestión de residuos. Gracias a este inventario, la empresa toma conciencia de sus "dependencias", que representan otros tantos puntos débiles de su modelo de negocio. También muestra cómo puede adaptarse a los futuros retos mundiales.

La huella de carbono también permite crear nuevos indicadores de seguimiento de la sobriedad a largo plazo, lo que también redundará en la descarbonización de la empresa. Una subvención Diag Décarbon'Action de Bpifrance, el banco público francés de inversiones, cubrirá la mayor parte de los costes asociados a este servicio.

Aplicar la microgestión de flujos

Las empresas también pueden implantar la microgestión de flujos de materiales, energía, residuos y fluidos con el Diag Ecoflux, subvencionado por Bpifrance. Gracias a un análisis preciso de los flujos, es posible elaborar un plan de acción con un rápido retorno de la inversión (en pocos meses).

Adoptar un enfoque ISO 50001 para la gestión de la energía

Este planteamiento requiere un buen conocimiento del consumo energético de la empresa y la optimización de los procesos ya implantados. La implantación interna puede facilitarse mediante formación. Conocimiento de las mejores prácticas en sistemas de gestión de la energía.

Reflexionar sobre la razón de ser y el modelo de negocio de la empresa.

Es un paso esencial para cualquiera que planifique el futuro de su empresa en un mundo con recursos y energía limitados.

Por ejemplo, en términos de estrategia comercial, esto significaría favorecer el desarrollo local y eliminar la necesidad de trasladar personas y materiales a clientes lejanos.

Aplicar la economía de la funcionalidad y el ecodiseño de los productos

La idea es optimizar el servicio prestado y los materiales necesarios para diseñar los productos.

Transformar un producto vendido en un servicio de alquiler cambia el ángulo de ataque en determinados mercados. El valor añadido de la empresa pasa de vender un producto a vender un servicio vinculado al producto. En consecuencia, el número de productos fabricados podría disminuir. Las empresas que opten por esta vía también tendrán que examinar más de cerca la sostenibilidad de sus productos.

Sensibilización de los trabajadores

Por último, es esencial sensibilizar a los empleados sobre los problemas y la estrategia de la empresa para conseguir que el mayor número posible de personas se apunte a las medidas de ahorro energético. Bajar la calefacción, cambiar a un coche eléctrico o fomentar el uso compartido del coche pueden provocar descontento. La educación y la emulación mediante juegos o concursos reforzarán el espíritu de equipo en torno a los objetivos de sobriedad de la empresa.

Por un lado, existe una emergencia climática. Por otro, la ilusión de una energía abundante y barata está llegando a su fin. La sobriedad se perfila como una palanca creíble para hacer frente a los retos económicos y medioambientales. Para las empresas, integrar la sobriedad en su estrategia de manera sostenible significa obtener una ventaja competitiva sustancial. Optimización de costes, gestión de riesgos y desarrollo de la imagen de marca: la sobriedad es una estrategia ganadora a muchos niveles. En lo que respecta al planeta, según el IPCC, podría incluso reducir las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero entre 40 y 70 % de aquí a 2050. ¿Suficiente para alcanzar la neutralidad en carbono?

Nuestro experto

Bertrand COUPET

Estrategia baja en carbono

Tras pasar de las refinerías de petróleo a la estrategia baja en carbono, crea e impulsa las trayectorias de sostenibilidad de empresas [...]

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