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Manager, lo esencial para hablar con los financieros

Publicado el 19 de mayo de 2022
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OPEX, CAF, flujo de caja, capital de trabajo… la jerga financiera puede parecer oscura para quienes no son financieros. Experto en finanzas corporativas, Eric Strouk explica las razones por las que los directivos deben adquirir un mínimo de conocimientos en este ámbito para sentirse cómodos con sus contactos financieros.

No todos los directivos son expertos en finanzas corporativas, ni mucho menos. Sin embargo, a veces interactúan periódicamente con especialistas, cuando no se trata de su jefe, accionistas o futuros inversores.

Surgen varios problemas al hablar con los financieros. La más obvia: la barrera del idioma. El dominio del vocabulario es, por supuesto, necesario, pero no suficiente. También es necesario comprender la lógica y los mecanismos financieros implementados para poder comprender el problema en su totalidad.

Dominar el vocabulario, punto de partida para el diálogo con los financieros

Cualquier disciplina implica un lenguaje y un vocabulario particular. Los del sector financiero no son una excepción. De hecho, este ámbito está lleno de siglas que con demasiada frecuencia siguen siendo incomprensibles para los directivos.

Sin embargo, es imprescindible adquirir esta lengua, esta cultura, estos códigos. Más aún cuando se trata de comunicarse de forma clara y eficaz en un entorno que utiliza una doble cultura, la francesa y la anglosajona.

Para hablar de la actividad de la empresa, por ejemplo, algunos utilizan la expresión OPEX (gastos operativos, gastos vinculados a la actividad) cuando otros prefieren el REX (La utilidad de operación), allá margen operativo o incluso EBIT (beneficios antes de intereses e impuestos) para expresar la misma noción.

Así, según la cultura de la empresa, la formación del directivo y los hábitos de los empleados, las palabras y expresiones pueden adquirir significados diferentes o incluso ambiguos. En este caso, es mejor dominar la correspondencia entre las dos culturas y comprender las equivalencias y especificidades de cada una.

Un entorno y un vocabulario en constante evolución.

Al contrario de lo que podría creerse, el entorno financiero, su vocabulario y sus fundamentos también evolucionan con el tiempo.

Así, hace menos de veinte años, las deudas financieras de una empresa equivalían por término medio a cuatro veces c y f (capacidad de autofinanciamiento). Hoy en día hay más de tres. ¿Por qué los ratios que debían considerarse inmutables hoy se encuentran contaminados por una cierta volatilidad?

Las razones son múltiples y profundas. Pero destacan dos causas principales.

Uno está vinculado a un contracción del tiempo bajo el efecto de medios de comunicación cada vez más rápidos y omnipresentes. En consecuencia, en un análisis permanente de la evaluación de riesgos de sus clientes y por la falta de visibilidad sobre el futuro, los banqueros se ven obligados a acortar los umbrales de sus ratios de liquidez.

La otra causa es social, dentro de un mundo cada vez más orientado hacia enfoques abstractos e inmateriales. Basta mirar el creciente número de software informático y aplicaciones para teléfonos inteligentes que están participando en esta transformación. Así, la automatización del registro de documentos contables mediante inteligencia artificial (IA) está resultando cada vez más eficaz.

Además, desde principios del siglo XXIe siglo, la parte de activos intangibles (patentes, marcas, licencias de funcionamiento, etc.) sigue creciendo en detrimento de activos fijos materiales. Y esta tendencia no está a punto de detenerse.

Más allá del vocabulario, domina los mecanismos contables y financieros

El diálogo con los financieros implica un dominio de los mecanismos contables y de los principios financieros. Comprender que una deuda también corresponde a un recurso puede parecer contradictorio para los principiantes.

¿De qué manera es un BFR (necesidad de fondos) ¿Se considera negativo lo negativo en términos de flujo de caja? ¿Por qué el depreciación vinculada a activos fijos ¿Están en el origen de una descorrelación entre efectivo (tesorería) y el resultado? ¿Cómo actuar en base a esta información? ¡Tantas preguntas para las que todo gerente debería estar preparado, por no decir experimentado!

sin embargo, el Finanzas corporativas (Finanzas de Empresa) no se reduce a la apropiación de vocabulario o de lógica financiera. De lo contrario, el enfoque sería muy sencillo, incluso simplista.

Detrás de los mecanismos, paradojas

Esta disciplina contiene paradojas y lógicas de las que hay que apropiarse. Es el caso de El efecto tijera financiera que sigue una lógica contraintuitiva. Hablamos de efecto tijera cuando dos fenómenos evolucionan de manera opuesta, como por ejemplo un aumento y una disminución.

Tomemos un ejemplo. Cuando el volumen de negocios (CA) aumenta, ¡el descubierto bancario también se deteriora en la misma proporción! En otras palabras, su posición de tesorería se reduce y, con el tiempo, se encontrará en situación de descubierto. Esto puede parecer sorprendente al principio.

De este fenómeno se deduce que es mejor buscar que el flujo de caja sea el soporte del desempeño para alinear ambos en la misma dirección.

También encontramos el caso de apalancamiento financiero. Consiste en aumentar la rentabilidad financiera mediante el endeudamiento.

Los gerentes deben comprender las consecuencias financieras de sus acciones.

Además, el personal operativo, en contacto con el terreno, debe comprender absolutamente las repercusiones de sus acciones en todos los aspectos financieros de la empresa.

Por lo tanto, otorgar a los clientes condiciones de pago demasiado largas puede resultar costoso. En términos de costes financieros, pero también por sus consecuencias sobre el modelo económico de la empresa.

¿Vale la pena el juego? ¿El margen justifica esta deriva? ¿En qué medida influye esta decisión? el DSO (días de ventas pendientes), ¿el tiempo promedio de pago del cliente? Tantas preguntas que a los controladores de gestión seguramente no les gustaría tener que responder a diario.

Saber analizar la situación financiera de una empresa, la propia o la de la competencia, sigue siendo una habilidad clave para cualquier directivo.

Un director de ventas, por ejemplo, tendrá dificultades para tomar la decisión de frenar o detener el aumento de su facturación porque el flujo de caja de la empresa no existe. Esto puede compararse con detener a un ejército en movimiento cuya logística no está a la altura. En cierto modo, esto equivale a limitarse para mantener el equilibrio de su negocio y así evitar ponerlo en peligro. Sin lugar a dudas, está mostrando maestría o sabiduría. Pero, sobre todo, esto requiere un buen conocimiento de las nociones, conceptos y lógica de las finanzas corporativas.

Todos los gerentes operativos, trabajen o no en el campo financiero, deben tener estas habilidades básicas de gestión.

Esto constituye un activo importante para una buena integración dentro de una empresa, pero también es una inversión personal a la que cualquier gerente de campo u otra persona debe comprometerse para construir conocimientos sólidos para su carrera.

Nuestro experto

Eric STROUK

Gestión de proyectos, estrategia y finanzas corporativas.

Consultor y formador experto en gestión de proyectos, emprendimiento, estrategia y finanzas corporativas, Eric Strouk […]

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