La digitalización está provocando un auténtico tsunami en nuestros hábitos de trabajo. Impulsada por la innovación tecnológica, se ha descrito como un proceso cuádruple.e revolución industrial. Las empresas tienen que adaptarse a ella, pues de ello depende su propia supervivencia. Es una cuestión de supervivencia, porque la globalización exige no sólo innovación, sino también agilidad para aprovechar las oportunidades en cuanto surgen. La crisis sanitaria ha acelerado sus efectos, obligando a los directivos a adherirse más que nunca a las mejores prácticas en materia de digitalización. Marie Desplats, consultora en innovación de gestión, nos habla de ello.
Uno de los primeros cambios impuestos por la digitalización se refiere a los límites físicos de la empresa. El teletrabajo es la primera etapa de esta transformación. Para los empleados que han perdido el norte, se trata de un periodo difícil de atravesar, a menudo doloroso porque genera ansiedad. Por eso la transformación digital sólo puede tener éxito si cuenta con el apoyo de los directivos. Pero hay un requisito previo: la postura debe ajustarse a unas prácticas que evolucionan constantemente al mismo tiempo que la transformación digital. La gestión y la digitalización evolucionan simultáneamente. La crisis sanitaria ha arraigado profundamente otras nuevas, y he aquí siete de ellas:
1. Inculcar la cultura digital
El directivo está en primera línea, escuchando y calmando las protestas, dudas y reticencias de los equipos y facilitando la comunicación. Más que nunca, los empleados buscan sentido, y el directivo es quien explica por qué, quien da sentido a la transformación y quien ayuda a que todos se sientan implicados y comprometidos.
2. Dar autonomía a las personas y avanzar hacia la autoorganización
En un contexto en el que las fronteras del trabajo son cada vez más difusas, los directivos se están convirtiendo en líderes comunitarios. Por encima de todo, deben unir a las personas sobre la base de la confianza, la transparencia y la agilidad.
3. Desarrollar el trabajo en colaboración
Las herramientas digitales permiten a las empresas transformarse en verdaderos laboratorios de colaboración. Pero no bastan por sí solas. Es el directivo quien contribuye a la emergencia de la inteligencia colectiva, mediante la puesta en común de conocimientos y competencias y el trabajo en equipo, valorando al mismo tiempo las iniciativas individuales y colectivas con equidad y transparencia.
4. Situar la eXPeriencia del empleado (EX) en el centro de la gestión
Si se considera a los miembros del equipo como "clientes" del directivo, éste debe tratarlos en consecuencia. El directivo tiene en cuenta los comentarios, ya se refieran a las relaciones humanas, al trabajo en equipo o a la calidad técnica de los equipos y herramientas puestos a disposición para el trabajo. Para llevar a cabo esta tarea de análisis y tratamiento de las disfunciones, el gestor no crea jerarquías entre las profesiones de los equipos a los que apoya y se asegura de demostrar la implicación de la empresa mediante pruebas tangibles.
5. Gestión y digitalización: probar y aprender
Corresponde al directivo fomentar la experimentación, con su parte de ensayo, error y ajustes, para aumentar gradualmente las habilidades de todos. Esto puede exigirles salir de su zona de confort, pero pronto se darán cuenta de que es un paso necesario en el entorno actual.
6. Adoptar una gestión bimodal
Según Gartner, la TI bimodal es "la práctica de gestionar dos modos distintos y coherentes de TI". Por analogía, Paul Heilbronner, Director de RRHH de Tofane Global, sugiere aplicar el término bimodal a la gestión. Su argumento se basa en el hecho de que, dentro de una empresa, coexisten dos enfoques: el de la nativos digitalesEsto es cierto tanto para la generación más joven, familiarizada con las nuevas tecnologías desde la infancia, como para los empleados, para quienes Internet no se convirtió en una realidad cotidiana hasta hace dos décadas. Para conciliar estas diferentes relaciones con la tecnología, la dirección debe fomentar el "emparejamiento" reteniendo lo mejor de cada cultura generacional. Es una gran oportunidad para compartir conocimientos y saber hacer en un espíritu de apertura.
7. Crear un ambiente feliz en el equipo
¿Y si los directivos pudieran convertir la diversión en el trabajo en un motor de rendimiento? Según una investigación realizada por Michael J. Tews, profesor de la Universidad Estatal de Pensilvania (Estados Unidos), los empleados que trabajan en entornos laborales "divertidos" son más propensos a probar cosas nuevas y se estresan menos por cometer errores.
No cabe duda: la revolución del mundo laboral está en marcha. Aunque todavía es difícil medir sus efectos, las nuevas tecnologías tienen un potencial real para mejorar el día a día de los empleados. Una vez asimiladas, permitirán organizar mejor las tareas y, en consecuencia, ahorrar ese tiempo precioso que todo el mundo persigue sin cesar, pero todavía no es el caso. La gestión y la digitalización tienen su parte de desafíos y oportunidades, pero hay que conciliarlas. La mayoría de los directivos lo han entendido, aunque todavía queden algunos reticentes. En la misma línea, ¿por qué no aprovechar este contexto de apropiación digital para apoyarse en laindagación apreciativa y trabajar con sus equipos para imaginar el tipo de gestión que desean y esperan en este nuevo entorno digital? ¡Hablaremos de ello la próxima vez!