La pandemia de COVID-19 y los sucesivos confinamientos han fomentado enormemente el despliegue del aprendizaje digital. Pero ahora que la crisis ha pasado, muchos se preguntan: ¿vamos a dejar de lado las herramientas digitales y volver gradualmente al enfoque "todo cara a cara" del pasado? En otras palabras, ¿se convertirá el aprendizaje digital en un elemento permanente del paisaje de la formación, o quedará confinado a una solución de emergencia como el Plan B? Mathilde Istin, subdirectora del ISTF y especialista en digitalización de la formación, cree que el aprendizaje digital será una solución a largo plazo, siempre que se respeten algunos fundamentos y buenas prácticas.
Antes de la crisis sanitaria, mucha gente hablaba del aprendizaje digital sin saber exactamente en qué consistía. Y esto era así tanto si se era participante, formador o gestor de formación. Con los sucesivos confines y limitaciones de la distancia, el aprendizaje digital ha evolucionado mucho. Muchas personas han podido hacerse una idea más clara experimentándolo de primera mano. Sin embargo, aún hoy es legítimo preguntarse: ¿qué es el aprendizaje digital? ¿Se trata de clases virtuales, e-learning, aprendizaje a distancia o incluso del uso de herramientas digitales durante una sesión de formación?
¿Qué es el aprendizaje digital?
Para hablar el mismo idioma, aclaremos las cosas. Empecemos por lo que no es el aprendizaje digital.
En primer lugar, el aprendizaje digital no es sinónimo de aula virtual. Es sólo uno de los componentes de los cursos a distancia. La característica de la clase virtual es que es sincrónica, es decir, que alumnos y formadores están juntos al mismo tiempo para llevar a cabo una actividad de formación. A diferencia de la formación presencial, que también es sincrónica, los participantes en las clases virtuales no están agrupados en el mismo lugar. Están conectados a distancia vía una herramienta informática como Teams, Zoom, Classilio, Big Blue Button, etc.
Segundo, el aprendizaje digital no debe confundirse con los contenidos de e-learning. También son sólo uno de los componentes del e-learning. El contenido del e-learning tiene dos características principales. Es asíncrono: el alumno está solo, sin instructor. Es autodidacta: las correcciones a los errores del alumno están preprogramadas. Para crear módulos de e-learningExisten herramientas de autor. Se trata de paquetes de software específicos con funciones avanzadas, como Articulate Storyline o Adobe Captivate. Otras soluciones basadas en la web, como Genially, son más fáciles de aprender. Los recursos asíncronos también pueden crearse rápida y fácilmente con PowerPoint.
¿Cómo definimos el aprendizaje digital? Hay dos definiciones principales.
Una primera definición "histórica
El aprendizaje puede calificarse de digital si incluye el uso de tecnología digital. En este caso, se considera digital la formación presencial que utiliza herramientas interactivas como Klaxoon, Wooclap o Beekast. En cierto modo, esta definición es la más pertinente, aunque no es la más común.
Una segunda definición, más extendida
Hoy en día, el mercado tiende a caracterizar el aprendizaje digital como un programa de formación multimodal. Es decir, un programa de formación que combina varios métodos: módulos de e-learning, clases virtuales, tutorías y, a veces, formación presencial. Se utiliza otra terminología cuando parte de la formación es presencial: la aprendizaje combinado. Se trata de una combinación de cursos a distancia y presenciales.
Las apuestas ganadoras del aprendizaje digital
Al principio, el mercado de la formación se vio impulsado por la utopía de que simples módulos asíncronos de autoformación, es decir, módulos de aprendizaje electrónico, podrían sustituir por sí solos a los cursos de formación completos. En aquella época, la formación a distancia tenía mala fama, porque amenazaba con sustituir a la formación presencial y, por tanto, con acabar con la profesión de formador.
Entonces, el léxico de la formación a distancia se enriqueció con nuevos términos: "aprendizaje rápido", "juego de aprendizaje"... Hoy, gracias a la diversidad de métodos, tenemos una visión diferente del aprendizaje digital. Los cursos de formación se han convertido en combinaciones bien pensadas de diferentes métodos de enseñanza. La idea es aprovechar las ventajas de cada uno. La formación a distancia ya no sustituye a toda costa a la presencial (al menos no cuando las condiciones de salud no lo exigen). Al contrario, la enseñanza a distancia complementa la presencial e incluso la optimiza, sobre todo a través del aprendizaje combinado. Del mismo modo, el aprendizaje sincrónico refuerza el asincrónico.
Muchos formadores, gestores y directores de formación han tenido la oportunidad de probar ellos mismos este tipo de cursos multimodales a distancia, cada uno en su función.
"Hoy en día, el aprendizaje digital se ha ganado sus galones.
Como resultado, el aprendizaje digital ya no se percibe como un negocio diferente o como un servicio de menor calidad que requiere una fuerte inversión financiera. Ha llevado tiempo experimentar primero, practicar después, antes de integrar finalmente el aprendizaje digital de alta calidad en las prácticas de quienes se dedican a la formación. Pero para ello, el aprendizaje digital debe respetar ciertos fundamentos.
Los tres fundamentos del aprendizaje digital atractivo
Cada año, el ISTF encuesta a 400 profesionales de la formación sobre su enfoque del aprendizaje digital. En su 8e esta encuesta pone de relieve los tres fundamentos de una formación digital atractiva. En otras palabras, los tres factores principales de la implicación del alumno durante la formación.
En el ámbito de la formación, el compromiso de los alumnos es lo que permite llevarlos de principio a fin del curso. El objetivo es despertar y mantener su interés a lo largo de todo el curso. El compromiso se mide vía Tasa de finalización. Es la relación entre el número de alumnos que completan su formación y el número de alumnos matriculados.
1/ Formación vinculada a la problemática empresarial del alumno
Detrás de este primer factor de compromiso subyace la noción de tiempo para hacer negocios. El objetivo de la formación es capacitar a los participantes para que sean eficaces en sus puestos de trabajo de hoy o en sus planes de carrera, es decir, en sus puestos de trabajo de mañana. Para lograrlo, la empresa debe ser capaz de diagnosticar o recabar información sobre las necesidades. Y, sobre todo, ofrecer inmediatamente una formación digital acorde con esas necesidades.
"Formación tiempo para hacer negocios"
Tomemos el ejemplo de la formación del personal de ventas en un nuevo producto en toda Francia. Si sólo consideráramos la formación presencial, la acción requerida sólo podría desplegarse tras organizar el viaje, contratar o planificar a los formadores, así como la presencia física de los participantes. Y eso es sólo la logística. La formación llegará sin duda después de que los comerciales la hayan necesitado, porque mientras tanto habrán descubierto por sí mismos las nuevas funcionalidades, para poder ser eficaces sobre el terreno. Por tanto, su compromiso con la formación será escaso, porque ya no será necesaria. tiempo para hacer negocios. Todo lo contrario ocurre, por ejemplo, con un aula virtual: una sesión de formación corta, sincrónica y a distancia, utilizando una herramienta de vídeo como Teams o Zoom. El equipo de formación gana en capacidad de respuesta a las expectativas de los participantes.
Para la empresa, esta capacidad de impartir formación rápidamente, facilitada por la digitalización de la formación, va de la mano de la anticipación de las necesidades de competencias y, por tanto, de la gestión de las competencias de sus empleados. Pero para el departamento de formación y la dirección, evaluar la consecución de los objetivos de aprendizaje tras la formación está resultando difícil en la práctica. Y sin embargo, "lo que no se puede medir no se puede gestionar".para retomar una frase popularizada por el especialista en gestión Peter Drucker. Por ello, la formación se orienta cada vez más directamente hacia la validación de competencias, gracias sobre todo a las microcertificaciones, en lugar de limitarse a objetivos educativos.
En pocas palabras: gestionar la formación a través de las competencias significa ante todo poder medirlas y, en última instancia, certificarlas.
2/ Certificación
En Francia, la cuestión de la certificación se limita a menudo a un aspecto económico, ya que determina la elegibilidad de la acción de formación para la CPF (Cuenta Personal de Formación). La CPF permite a los participantes financiar una parte o la totalidad de su formación de forma autónoma. Sin embargo, más allá de este aspecto económico, lo que busca el alumno es un verdadero reconocimiento profesional de las competencias adquiridas o mejoradas gracias a la formación.
Como era de esperar, la encuesta del ISTF muestra que la obtención de una cualificación es el segundo factor más importante en el compromiso de las personas con la formación. Y ello tanto si la cualificación es nacional como si no lo es y, por tanto, elegible para el CPF. Además de las cualificaciones inscritas en los diferentes repertorios de France Compétences, existen certificaciones e insignias privadas que algunos organismos o empresas de formación ofrecen al término de sus formaciones.
En respuesta a estos cambios en el mercado de la formación, han aparecido en Francia plataformas digitales denominadas microcredenciales, como Procertif, Credly y BCdiploma. Permiten materializar la validación de competencias vía certificados digitales seguros.
3/ La presencia de un tutor
El apoyo del tutor es el tercer factor más importante en el compromiso del alumno durante la formación digital. Influye tanto en el inicio como en el final del curso. Cuando toda o parte de la formación se imparte a distancia, el reto del formador es atraer al mayor número posible de alumnos y conseguir que el mayor número posible de ellos complete el curso. Nuestra encuesta de 2021 muestra que la tutoría, es decir, el apoyo prestado por el formador o un tutor durante el curso, tiene un impacto considerable en este compromiso.
Sin tutoría, en uno de cada dos planes no participarán más de 10 % de los participantes. Esto significa que para la mitad de los cursos lanzados, nueve de cada diez alumnos no completarán su curso. Con tutoría, en cambio, más de seis de cada diez cursos llevarán a más de 60 % de participantes al final de su curso.
La posibilidad de que los alumnos interactúen con el formador a lo largo del curso multimodal es, sin duda, lo que más diferenciará la calidad de la enseñanza a distancia en los próximos años.
Por último, las perspectivas del aprendizaje digital son tan grandes como numerosas son las necesidades de formación. Las hay en todos los sectores de actividad y en todos los niveles jerárquicos. Siempre y cuando seamos conscientes de que la calidad del aprendizaje digital depende ante todo de los hombres y mujeres que diseñan e imparten los cursos de formación. El papel del formador es aún más central en la formación a distancia que en la presencial. Quienes acepten este reto serán los ganadores del aprendizaje digital.