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Apoyo a los pacientes al final de la vida: gestión de las emociones de los cuidadores

Publicado el 30 de enero de 2025
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El final de la vida es un periodo complejo, marcado por intensas emociones tanto para los pacientes como para los profesionales sanitarios. ¿Cómo influyen las emociones de los cuidadores en la calidad de la atención prestada a los pacientes de cuidados paliativos? Lilia Campagna, enfermera y ejecutiva sanitaria, explica las emociones que sienten los profesionales sanitarios y cómo gestionarlas en este contexto específico.

Ilustración del artículo sobre el apoyo a los pacientes al final de la vida

Final de la vida y atención al paciente

El final de la vida es un momento crucial en el que los cuidados deben adaptarse a las necesidades específicas de los pacientes.

El enfoque paliativo pretende aliviar el dolor, mejorar la calidad de vida y apoyar a los pacientes y sus familias en esta difícil etapa.

Los cuidadores desempeñan un papel esencial en la prestación de estos cuidados. Dan la bienvenida a los pacientes y sus familias y escuchan sus necesidades y preocupaciones.

Crean una alianza terapéutica basada en la confianza en :

  • proporcionar una atención adecuada
  • tener en cuenta el dolor, los síntomas y las necesidades psicosociales de los pacientes

Los cuidadores también están presentes para aliviar el sufrimiento emocional de los pacientes y sus familias, al tiempo que gestionan su propia carga emocional para mantener un equilibrio en la relación cuidador-paciente.

Las emociones de los cuidadores: definición e impacto en la relación cuidador-paciente

Como ejecutivo sanitario, a menudo observaba a enfermeras insatisfechas con los cuidados que prestaban a pacientes al final de la vida. Estas experiencias despertaban emociones fuertes. Recuerdo a una de ellas. Me contó su frustración por no poder estar presente cuando la señora D exhaló su último suspiro, una paciente que no tenía familia a su lado.

Hay varias razones para este descontento:

La combinación de estos factores puede llevar a los cuidadores a percibir su atención como decepcionante.

Las emociones son reacciones psicofisiológicas que influyen en el comportamiento y las interacciones. Para los cuidadores, estas emociones pueden ser variadas: compasión, tristeza, ira, ansiedad. A menudo están relacionadas con la empatía hacia los pacientes.

Reconocer y gestionar estas emociones es crucial para mantener una relación de calidad con los pacientes al final de la vida.

Para ello, el habilidades emocionales son esenciales en la relación asistencial. Saber reconocer y comprender las emociones expresadas por los pacientes permite adaptar los cuidados a sus necesidades emocionales. Este enfoque refuerza la confianza y el intercambio de información entre pacientes, familiares y cuidadores, contribuyendo a mejorar la calidad de la asistencia.

La cuestión de la distancia adecuada: entre empatía y profesionalidad

Mantener una distancia profesional sin dejar de ser empático es un equilibrio sutil. Este delicado equilibrio implica permanecer emocionalmente presente sin implicarse en exceso, al tiempo que se ofrece un apoyo genuino y humano.

La distancia emocional adecuada permite a los cuidadores estar presentes para sus pacientes al tiempo que preservan su función profesional.

Gestión de las emociones: estrategias para afrontar situaciones difíciles

Apoyar a los pacientes al final de la vida es una tarea emocionalmente exigente para los cuidadores. En primer lugar, tienen que llevar a cabo un trabajo emocional.

Los cuidadores tienen que regular sus emociones internas al tiempo que muestran emociones acordes con las normas profesionales (respeto, empatía, calma, paciencia, optimismo, etc.). Esto puede resultar difícil, ya que se enfrentan al sufrimiento físico y psicológico, a la muerte y a cuestiones existenciales.

En segundo lugar, deben formar parte de un autoconciencia reflexiva. Los cuidadores deben cuestionarse sus emociones, preguntarse cómo se sienten y cómo deben gestionarlas para mantener una relación de confianza con los pacientes. Hay una serie de herramientas que pueden ayudarles a hacerlo: meditación de atención plena, llevar un diario, leer libros sobre desarrollo personal, etc.

Ante momentos emocionalmente intensos, los cuidadores pueden adoptar diferentes estrategias como supervisión clínica que permite a las personas hablar con compañeros o psicólogos para expresar sus emociones y encontrar soluciones.

Trabajar la atención plena puede ser una forma de ser más consciente de tus emociones sin juzgarlas, para que puedas gestionarlas mejor.

Finalmente, formación continua enseña técnicas de gestión del estrés y de comunicación para mantener el equilibrio emocional.

En definitiva, es fundamental tener en cuenta las emociones de los cuidadores si queremos ofrecer una atención de calidad a los pacientes al final de su vida. Los profesionales sanitarios deben ser conscientes de sus emociones, gestionarlas y mantener una relación empática respetando su función profesional. Cultivando esta sensibilidad emocional, contribuirán a proporcionar consuelo y apoyo a los pacientes y sus familias en este delicado momento.

Nuestro experto

Comenzó su carrera como enfermera y luego continuó su formación para convertirse en ejecutiva sanitaria. De 2004 a 2012, trabajó como enfermera [...].

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